viernes, 14 de junio de 2013

HACIA UNA ARQUITECTURA DE ECOSISTEMA


Trabajo de Alberto Ávila Marín_Carmen Gálvez Fernández_ María Cruz Molina Beltrán_ Camelia Moya Berral_Ricardo Navarro Cabello_Gloria Rodríguez Martín_Carmen Romero Moreno

Llegado este punto del curso debemos echar la vista atrás, con intención de hacer una autoevaluación personal, dónde se refleje el desarrollo y aplicación de conocimientos medioambientales en el ejercicio propuesto.

Todo empezó el 22 de Octubre con la primera conferencia por parte de Yus y Torres. Venían a despertarnos, de una de esas noticias que te llega por algún que otro medio de información, pero que nuestra perezosa conciencia apenas se inquieta en prestar atención, ellos si lo lograrón, el tema estaba muy caliente.
Problemas políticos, incongruencias en la planificación territorial, tipologías vegetales diversas, escasa limpieza de los bosques, recortes en el empleo público que afectaban a los puestos de vigilancia, la creciente problemática del cambio climático… se definían como potenciales factores del devastador incendio.
"Hay que actuar sobre la base de la planificación y usos del monte, así como recuperar su aprovechamiento ganadero tradicional pero con vocación de futuro extensivo y sostenible" nos exponían.

Nuestro siguiente cara a cara vino de la mano de Juan Antonio Gómez, ornitólogo y economista, y Marta Lomas, arquitecta. Dando un barrido general sobre los principales conceptos de un ecosistema que pronto veríamos aplicados en proyectos muy bien fundamentados. Este ecosistema que definían como una red viva capaz de crear una estructura dinámica, una red abierta con vida propia, capaz de adaptarse a las exigencias e inconveniendes para perseguir fielmente una evolución constante.

Nuestro siguiente paso, consistiría en comprender que un incendio puede responder a un proceso natural, un proceso de renovación del medio, un proceso de regeneración natural, un paso en adelante, dónde quizás una intervención humana no sea lo más adecuado para una mejora de los resultados.

Con todas estas ideas previas a cuestas, comenzaba a esclarecerse el horizonte. Los días 16, 17 y 18, se reservaban para nuestro primer Workshop.

El primer viaje a la zona pretendía acercarnos a la situación del área concreta tras el
incendio para estudio sobre su recuperación ambiental. Con lo previamente instruídos en conceptos generales sobre conectividad biológica e intervención humana, siendo esta última desde la responsabilidad de causa del daño, como del mejor modo de intervención en su recuperación, el objetivo se visualiza más preciso. Ya desde el mismo inicio del incendio se hace difícil una focalización e integración de los esfuerzos. Con los datos de consecuencias sobre la mesa, nos vamos al lugar. La toma de contacto es con la emergente iniciativa de las asociaciones más sensibilizadas, contagiando un deseo firme de actuar. Se empiezan a planificar medios para aportar, desde la idea de replantar toman forma las primeras propuestas. La experiencia que se tiene de situaciones previas resulta vital. La idea de este primer workshop vendrá dirigida a adquirir tales nociones para comprender y asimilar el desarrollo del incendio y la manera de interpretar el estado y las potencialidades del terreno en cuestión. Conclusión del finde, tenemos gran cantidad de información para comenzar a desarrollar un proyecto de actuación. Siempre habrá dudas del grado en el que hacerlo, pero no la intensidad. De ahí que lo primero sea manejar todas las escalas, desde un nivel de conectividad supraterritorial, hasta las áreas más difíciles de manejar por sus sutiles y preciadas particularidades. Con esta intención compartimos de la propuesta de declaración de parque natural de las sierras de Mijas y la Alpujata. 

Conocer su ecosistema es el primer paso para valorarlo y desarrollando ese trabajo nos proponemos a volver al terreno meses después como segundo workshop. Esto nos servirá para profundizar nuevamente en las condiciones del lugar y las características del incendio visitando los lugares más esclarecedores y siempre de la mano de las más expertas y generosas personas. Las visitas de campo y las exposiciones temáticas nos acercan más como grupo de trabajo y humano, filtrándose la experiencia desde una perspectiva laboral hasta lo lúdico y festivo. Con el devenir del curso hemos debido de formular la propuesta de cada subgrupo temático, correspondiendo el fin del workshop con esa declaración concreta de intenciones.

El trabajo en equipo cumple las funciones de engranaje con la necesidad de alcanzar un bien común, siempre impulsado por ese motor de entusiasmo masivo que se transmite a través de la empatía entre los individuos, solo somos y eso debemos ser. El equipo existe gracias a la suma de todas sus partes. Y el resultado del esfuerzo compartido tiene como objetivo el bienestar de un colectivo y no de individuos aislados. Podemos, debemos y merecemos mejorar. Ante un hecho tan relevante como es un incendio empiezan a surgir debates, tanto en temas de urbanismo como en temas forestales. Políticos, ecologistas, bomberos, biólogos, ingenieros, arquitectos… tienen que llegar juntos a una propuesta común y eficaz.
Un trabajo de este calibre conlleva un seguimiento multidisciplinar, es por ello que este proyecto común nos ha ayudado a redefinir el significado real de ecosistema ya que el proceso de elaboración funciona en sí como tal, produciendo una sinergia entre todos los campos.
El ecosistema es pues esa matriz viva que relaciona unos seres con otros.  El monte mediterráneo es un buen ejemplo de red viva por lo que es conveniente considerar esas conexiones y pretender potenciarlas.

Andalucía es una comunidad autónoma que cuenta con multitud de espacios protegidos. Un espacio protegido es una zona que por su riqueza y biodiversidad de flora y fauna, así como de otros elementos naturales, queda protegida o en reserva para la conservación de sus especies. Según la legislación hay que distinguir entre unas zonas y otras, aclaremos conceptos:
Estudiando y analizando nuestra comunidad comprobamos la multitud de espacios protegidos que esta nos ofrece.

CONCEPTOS



Todos estos lugares, protegidos de una forma o de otra, conforman una malla que se conecta a través de corredores biológicos que permiten un intercambio de vida. Un corredor biológico es “un espacio geográfico delimitado que proporciona conectividad entre paisajes, ecosistemas y hábitat, naturales o modificados, y asegura el mantenimiento de la diversidad biológica y los procesos ecológicos y evolutivos”. 


Es por ello, que nos parece importante identificar dichos conectores para poder entender los espacios puntuales en un “todo” antes de acercarnos visualmente a la zona de trabajo, la zona del incendio.


En cuanto a la reforestación, se podría plantear la introducción de semillas de arbusto y pies de árbol en las zonas quemadas, próximas al cauce de los ríos y arroyos. En esta zona hay garantías de que puedan sobrevivir al estrés hídrico del verano. Pues como es sabido, las reforestaciones en el bosque mediterráneo conviene hacerlas en octubre o noviembre, para dar más tiempo a la planta a aclimatarse.

A lo largo de los años la Sierra de la Alpujata ha ido evolucionando poco a poco. Como se aprecia en las siguientes ortofotos el crecimiento natural ha sido progresivo sin grandes cambios. En contraposición, los núcleos urbanos sí que han sufrido fuertes modificaciones. En el siguiente paso, intentamos conocer mejor el ámbito de la Sierra de la Alpujata, cómo funciona esa malla biológica que todo lo conecta, por lo que se proponen distintas secciones del terreno con las que podemos identificar los lugares clave para la reforestación del monte, como por ejemplo los corredores biológicos, tales como el arroyo del Majar. A la hora de intervenir se han de identificar las características concretas del ecosistema ideado y este viene definido en el ADN del lugar y que tan solo debemos de atender su estructura y mecanismos de regulación.


IDENTIFICANDO EL ECOSISTEMA

Para poder afrontar una propuesta seria de actuación debemos saber reconocer el objeto receptor de dicha finalidad. Para ello nos adentramos en materias que articulan su estudio tales como la botánica o la biología hasta la geología. Vamos a exponer los principales conceptos de modo jerarquizado para asimilar los factores que implican las características de todo ecosistema. A nivel superior estos factores ambientales de la vegetación corresponden al clima (que desarrolla la Bioclimatología) y el suelo (que desarrolla la biogeografía). Los tipos de clima se determinan principalmente según temperatura (termotipos, principalmente en función de la altitud) y humedad (ombrotipos, según la presencia del agua). Los tipos de suelo corresponden a la formación y composición de éste.


Los cambios que se producen en el paisaje vegetal son producto de la dinámica y responden a los factores del medio y a las alteraciones y modificaciones ocasionadas por el hombre. Estos cambios no son producto del azar sino que responden a unas pautas precisas regidas por lo que se denominan sucesiones. Las sucesiones son progresivas si la vegetación avanza hacia estados maduros y estables (más desarrollados) o regresivas si se alejan hacia fases más degradadas.

Cuando en una sucesión vegetal, se consigue una comunidad que está en perfecta armonía consigo misma y con los factores ecológicos del medio se dice que ha alcanzado el clímax. Lo que está claro es que al utilizar vegetación potencial estamos hablando de una “tendencia”, mientras que al hablar de clímax estamos indicando un “estado”.


RIVAS MARTINEZ (1987), define serie de vegetación como: “Unidad geobotánica, sucesionista y paisajística que trata de expresar todo el conjunto de comunidades vegetales que pueden hallarse en espacios teselares afines como resultado del proceso de la sucesión, lo que incluye tanto los tipos de vegetación representativos de la etapa madura del ecosistema vegetal como de las etapas iniciales o subseriales que los reemplazan”. Es decir, una serie de vegetación estaría constituida por un conjunto de comunidades (bosque, matorrales, pastizales, ...), que viven en un territorio concreto (biogeografía), bajo unas determinadas características ecológicas (bioclima, roca, suelos, ...) y que todas tenderían, en la dinámica temporal, hacia la misma comunidad estable y madura (clímax).

Queremos recordar que dentro de las series de vegetación tenemos dos grandes grupos, las climatófilas, que son aquellas cuya dinámica está regida por los fenómenos hídricos propios del macroclima y que se asientan sobre suelos normales y las edafófilas que dependen de características edáficas y microclimáticas concretas. Estas últimas se dividen a su vez en edafoxerófilas, que son aquellas en las que la ausencia de suelo es el responsable directo de la xericidad y edafohigrófilas, que son las que se desarrollan sobre suelos con un aporte hídrico adicional, como ocurre en las riberas y humedales.


SERIES VEGETALES

Se han elaborado unos esquemas de dinámica de las distintas series climatófilas. La flecha indica el sentido de la degradación (en algunos casos se dibuja una línea en vez de la flecha, para indicar que se trata de un contacto catenal). En cada caso se hace un comentario referente, bien al tipo de degradación (tala, roturación, etc.) o a las características ecológicas que determinan esa comunidad (tipo de suelo, humedad, etc.).




LA TOPOGRAFÍA Y SUS CONSECUENCIAS

Otros puntos relevantes que debemos conocer antes de iniciar la reforestación, son por ejemplo las zonas con especial peligro ante la posibilidad de crear un efecto chimenea en caso de incendio, lomas y vaguadas, cerros y puertos, pasos y caminos. En cada uno de ellos, la reinserción de vegetación o no, y su colocación, puede ser esencial en un futuro ante la posibilidad de un nuevo incendio. Tenemos que aspirar a que esta red viva de los seres que habitan el territorio de la Sierra de la Alpujata, sea una estructura dinámica y abierta. Cuantas más relaciones existan, más tupida será red y más densa, con lo cual el sistema quedará enriquecido.


Una vez comprendida la necesidad de la conexión entre espacios naturales entendemos necesario que tras un incendio se tomen medidas que ayuden a dificultar su avance o incluso a prevenirlo.
Comenzamos estudiando el tipo de suelo que nos encontramos en la zona de la Sierra de Alpujata donde nos centraremos.

El suelo de peridotita (color verde) no permite por su composición química el crecimiento de ciertas especies vegetales por lo que esos límites geológicos se tendrán en cuenta.
El inicio de la vida tras el fuego se produce esencialmente junto a los corredores biológicos que existen en el ecosistema; los ríos.
A partir de ello nos proponemos intervenir en el entorno dañado potenciando su identidad sin olvidar medidas de prevención ante incendios y la propagación de estos por “efecto chimenea”, entre otros.
Es por eso que planteamos un nuevo ecosistema cuya finalidad es la de trabajar como barrera entre el medio natural y el medio urbano; entre otras medidas, como son la necesidad de evitar altas densidades de vegetación, ante todo en lugares escarpados y de fuerte orografía donde puede producirse el mencionado efecto chimenea, haciendo que el fuego se propague a gran velocidad.

El proyecto aborda la adaptación ante la regeneración de la Sierra Alpujata de los taxones que viven en suelo de peridotita.

El proyecto tiene dos finalidades. La primera es hacer, mediante un sistema antropizado, un cortafuegos natural que consiga ayudar a retener durante más tiempo un incendio pudiendo ayudar incluso a facilitar su control. La segunda es hacer partícipe al pueblo del ecosistema tan rico que tienen y a su concienciación frente al incendio ya que, en un principio, se propone que sea el pueblo y sus habitantes quienes en unas fechas determinadas y con la ayuda de la coordinación impuesta por los ayuntamientos se encarguen de los huertos, de los cuales obtendrán beneficio material (no económico) como recompensa.

A continuación se muestran unas imágenes ejemplo que simulan la actuación que se llevaría a cabo en el lugar señalado por el recuadro rojo.
Imagen 2010

Imagen tras la actuación propuesta


Reseña por Juan Francisco Gámez

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